El sheriff salía puntualmente todas las mañanas al despuntar el alba. Montaba a su fiel amigo Rocinante y mientras la niebla cubría la comarca que debían proteger cada jornada, reiteraban el juramento matutino: Ninguna piraña, pije, jote, uniformado, ladrón de terno y corbata podría adentrarse entre sus calles. Sin embargo, en el amanecer de un feriado naval, empezaron a caer chocman desde el cielo, y la gente comenzó a correr desesperada tras ellos. Labores cotidianas fueron abandonadas ante tal bocado, y tras de él las metrallas disparaban mentiras por cada esquina de Chimbarongo. El sheriff intentó desmantelar con su espada de mimbre y poesía las palabras que continuaban sembrando de farsas la comarca, y anheló férreamente que Rocinante las rumiara al atardecer, tal vez así podrían deshacerse de ellas.
Actualmente, la niebla de cada amanecer las oculta de sus habitantes por algunos espacios, mientras durante las horas venideras, caballo y jinete cabalgan intentando limpiar la ciudad de las mentiras del hombredechocolate.
Hombre de chocolate y yeta. Se aprovecha de los hambrientos xD
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